Una pequeña parte de mis primeros dibujos tintados. Espero que os gusten. No dudéis en comentar y sugerir. Siempre se agradece. ¡Disfrutarlos!
jueves, 30 de julio de 2015
Historia de un beso.
Llevabas años sin verla y habías quedado con ella. Ya la veías en la lejanía. No había cambiado nada, seguía tal y como la recordabas. El
pelo lo tenía diferente, incluso le favorecía tenerlo así. Tus recuerdos de
ella, no habían cambiado. Seguía siendo la misma, como si el tiempo se hubiese
parado para ella. De repente algo ocurrió, todo lo que volviste a sentir por ella,
resurgió. No sabias porque, ¿Seria por verla? ¿Por recordar todos esos momentos
que pasasteis juntos? Algo hizo que aflorasen todas esas emociones, sentimientos
que llevaban años guardados baje llave. Ella ya estaba a punto de llegar a ti.
Tú no sabías que decir, o que hacer. Empezabas a ponerte más y más nervioso. La
boca se te empezaba a secar. Sudores fríos recorrían tu piel. Pensabas:
” ¿Qué me está pasando? La
conoces, sabes que no va a pasar nada. Solo sois dos amigos que volvéis a
quedar. “
Querías creértelo. Pero no podías, algo te lo impidió. Ella
finalmente llego. Tú tragaste saliva y como buenamente pudiste articulaste
palabra:
“Hola, cuanto tiempo” – Dijiste
tímidamente. ¿Hola, cuánto tiempo? He dicho yo eso. Que estúpido puedo llegar a
ser. Pensaste.
Ella te respondió muy alegre. Con la voz un tanto tímida
también. Aun recordaba aquellos días que pasasteis juntos. Tú aun seguías más
que nervioso. Más aun con todos esos sentimientos a flor de piel. Aun así, te
armaste de valor y empezaste hablarla. Se la veía más nerviosa a ella, que a
ti. Eso te hacia tener más confianza, no eras el único nervioso. Al menos ya,
no tenías sudores fríos.
La tarde pasaba. Y no dejabais de hablar de todas las cosas
que os habían pasado durante estos años, que no nos habíamos visto. De las
cosas buenas, de otras no tan buenas. Pero llego ese momento. Ese momento que
todo te hizo “clic”. No sabias el porqué, pero empezabas a querer besarla… el
escucharla hablar hacia que tuvieses más ganas. Tus sentimientos que tenías
guardados bajo llave habían florecido de nuevo. Empezabas a verla como la
persona a la que llegaste a querer. Y querías volver a sentirte querido. No podías
apartar la mirada de sus labios. Intentabas que no se te notara. No podías
evitarlo. Sus labios te llamaban. Quiero besarla te decías una y otra vez. Pero
esta vez era diferente… no podías hacer nada. Ya no tenías nada con ella. Y ella
seguramente no sentiría lo mismo. No querrá que la beses y lo que es peor,
acabarías la tarde tan estupenda que teníais. Y no volverías a verla más.
Se acercaba el final de la tarde. Tú ya nervioso, no sabías que hacer. “¿La beso, no la beso?” Pensabas una y otra vez. Sin dar tregua ni palabra alguna. Decidiste que había llegado el momento. No te importaba lo que ocurriese después. Querías volver a besarla. La ocasión era la idónea, te acercaste lentamente, como si de un susurro fueses a decirla al oído. Tu único pensamiento era ella. Así que cerraste los ojos y esperabas que tu beso, fuera correspondido.
XXII
domingo, 26 de julio de 2015
No hay victoria sin sufrimiento.
Encerrado, acorralado como si de un fugitivo se tratase. Los
días pasan lentamente. Van pesando más y más. Hasta llegar a un punto que no
sabes que ocurrirá. ¿Cederás tú? ¿Las fuerzas menguaran? Aun así sigues aguantado,
no por ti. Sino por las personas que te rodean. No puedes rendirte ahora, ya
has llegado demasiado lejos. Da lo mejor de ti mismo. Esta soledad será efímera,
pronto acabara. Sigue luchando.
¡SIGUE LUCHANDO!
Sobrevivir al olvido.
Todos pasamos por alguna mala racha. Incluso rachas que
creemos que jamás acabaran. Nos maldecimos pensando porque me tocara a mí. Pero
al final… como en todo, es pasajero. Pero que ocurre cuando se juntan con el
amor, el ser amado.
¿Realmente el amor todo lo puede?
Solo piensas que cuando
todo acabe, no sea demasiado tarde. Demasiado tarde para que ella ya te haya
olvidado. Que olvide cada momento, cada instante, cada segundo que te hacia
feliz. No olvide esa sonrisa de bobo cada vez que recuerdas su nombre. Esas
ganas de volver a verla. Y de pensar, esta vez no, no voy a dejarte ir sin mí.
Al final, quieres que nada cambie. Que ella te vuelva a sonreír y mirar como
solía hacer desde el principio. Pero por desgracia, o afortunadamente, depende
de cómo lo miremos. El futuro, no lo conocemos. Solo deseas que nada cambie en
el tiempo. Ella es tu razón. Esa razón que te hace seguir adelante sin mirar
atrás. Esa razón, por la que paso a ser la más importante de tu vida. Si algo
es seguro, es que cuando finalmente esa mala racha allá acabado, esperas que
jamás olvide, que durante el tiempo que estuvisteis juntos le hiciste feliz. Y
el, el te amo como nunca había amado a nadie.
XXII
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